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e A A A A AA AAA AAA .— — pañaban, y toda su vajilla se repartía entre log convidados. Hizo de su palacio una casa de pros- titución en ambos géneros, y llamó á ella á las más infames disolutas de Roma. Renovó en público log matrimonios monstruosos de Nerón, casándose cum eodem genere, recibió en su lecho sucesivamente seis esposas legítimas, y entre otras una virgen vestal, escándalo horrible para los romanos.» «Yo sacerdote, decía, y ella sacerdotisa, ten- dremos una sucesión digna de los dioses.» Heliogábalo había llevado su exceso de lujo hasta el punto de disponer lujosamente varios ins- trumentos de muerte, por si algún día se veía en la precisión de suicidarse. Con este fin dícese que tenía preparados un puñal de oro y también algu- nos venenos encerrados en vasos riquísimos de cristal y pórfido, y que había hecho incrustar de piedras preciosas un patio al que pensaba arro- jarse, en caso extremo, desde una torre. Pero todas estas lujosas precauciones fueron inútiles, porque cuando llegó el peligro que temía y que sus excesos hacían esperar, huyó con su madre precipitadamente, ocultándose ambos en unas letrinas, y allí fué asesinado á manos de la soldadesca en brazos de su madre que pereció también. Digno lecho mortuorio de tal emperador, aun- que con más propiedad hubiera muerto en una pocilga. ALEJANDRO SEVERO, EMPERADOR DE ROMA. (Murió el año 235 de Ntro. Sr. Jesucristo). Alejandro Severo era muy piadoso, según la piedad pagana, pero á los pocos días de su reina- do hizo una víctima ilustre. El Papa S. Calixto 1

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