BCCPAM000R14-3-06000000000000

IA TD LIO A LM LA IM UR PP Así se cumplía la profecía del Salvador. «Ven- drán días en que se dirá: Bienaventuradas las que no tuvieron hijos y nunca dieron de mamar». Tito se había propuesto rendir la ciudad por hambre para no destruir sus monumentos, pero la noticia de tantas desgracias y la impaciencia de sus soldados, le obligaron á apresurar la entrada. A 18 de abril ganó la primera muralla, á 7 de ma- yo la segunda, á 7 de julio se apoderó de la torre Antonia, á 10 de agosto sus tropas se acercaron al Templo, y contra las órdenes que había dado, un soldado arrojó un tizón encendido por "una venta- na al interior, siendo el edificio en poco tiempo pasto de las llamas. A 8 de septiembre, el vencedor entró triunfan- te, pasando sobre cadáveres y moribundos; la ciu- dad fué incendiada, el fuego destruyó las pocas ca- sas que habían resistido y aún quedaban en pie, los restos del templo fueron demolidos, y el carro del vencedor rodó sobre sus ruinas. Jesús lo había pronosticado todo. (1) Según Josefo, durante el sitio, murieron de hambre, peste, fuego y hierro, un millón y cien miljudíos, y noventa y siete mil fueron vendidos como esclavos. De la ciudad ni del templo no se veía piedra sobre piedra, sólo un montón de ce- nizas y de escombros. El mismo Josefo, judío, his- toriador militar (general) testigo de vista dice: «No creo que desde la creación del mundo se haya visto padecer tanto á pueblo alguno». Tito, levantando las manos al cielo, tomó á los dioses por testigos de que no era la causa de aque- (1) Lucas, 19, 44; 21, 6,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz