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a = $57 = misiones franciscanas había conocido la necesidad de aquellas lenguas y había recorrido las princi- pales Universidades pidiendo que las enseñasen para convertir á los infieles. Respecto de los templarios, Orden tan benemé- rita en las Cruzadas, ahora acusada de gravísimos crímenes, también fueron suprimidos, después de 184 años de existencia llena de hechos gloriosos. Estos caballeros, retirados después de la pérdi- da de Ptolemaida á las posesiones que tenían en Europa, formaban una especie de monarquía dis- persa en todos los demás reinos. Negáronse á fir- mar las pretensiones calumniosas de Felipe el Her- moso contra el Papa Bonifacio, se opusieron tenaz- mente á algunas medidas vejatorias de este ambi- cioso monarca, y no quisieron'admitirlo en su Or- den. Felipe concibió contra ellos un tedio tan pro- fundo como era profunda la codicia que tenía de sus inmensas riquezas. Formóse un voluminoso proce- so, acusándolos de cuantos crímenes supieron dis- currir los abogados del Rey. Algunos caballeros templarios resistieron pruebas dolorosisimas soste- niendo la inocencia de la Orden; otros confesaron en el tormento ser cierta la acusación, contándose entre éstos el gran Maestre, Santiago Molay. El cual, como casi todos sus compañeros, se retractó, diciendo junto á la hoguera en que iba á ser abra- sado por tales crimenes confesados: «Declaro á la faz del cielo y de la tierra, que he cometido el más enorme de los crímenes, confesando falsamente, para librarme de los dolores del tormen- to, los delitos imputados con tanta maldad como in- Justicia á una Orden inocente». Y acabó emplazan- do, á día fijo,para el tribunal de Dios:al Papa y al o. A e. lin creci