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En la Iglesia Católica, tanto en tiempo de los Apóstoles como después de su muerte, se han cele- brado congresos por los Prelados, maestros de la doctrina, puestos por el Espíritu Santo para regir la Iglesia de Dios en la sucesión de los siglos, en- cargados de custodiar incólume el sagrado depósi- to de la fe. Los Concilios que de cierto constan en la sa- grada escritura celebrados por los Apóstoles, son tres: 1.2 Celebrado en Jerusalén, luego de la As- censión de Ntro. Sr. Jesucristo á los cielos. Se convocó para elegir al que había de llenar el lugar vacante que Judas el traidor dejara en el aposto- lado. Por divina elección fué declarado Apóstol Ma- tías, que era uno de los 72 discípulos de Jesús. Consta en el Capítulo primero de las Actas Apos- tólicas. 2.2 Celebrado en Jerusalén en el primer año de la muerte de Ntro. Sr. Jesucristo, antes de la conversión de S. Pablo, que aconteció en el mismo año. La causa de este Concilio fué una queja, y se convocó para poner remedio. Hubo una pequeña discusión entre los judíos griegos que habían vivi- do entre gentiles y los hebreos ó residentes en Ju- dea, convertidos, por parecer á los primeros que no se hacía bastante caso de sus viudas en la dis- tribución de las limosnas. Por lo cual, convocando