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= 37 = tar el rezo en toda la cristiandad. Era singular- mente devoto de Pompeya. La devoción del Rosario con este titulo data so- lamente del año 1876, en que el abogado Comen- dador Bartolomé Longo, habiendo ido á visitar los parajes inmediatos á la antigua y célebre ciudad pagana de Pompeya, sepultada bajo la lava del Vesubio el año 79 de la era cristiana, y encontran- do allí una numerosa población que yacía en la más completa ignorancia de sus deberes religiosos, resolvió exponer á la veneración de aquellos po- bres labriegos un antiguo y polvoriento lienzo ha- llado en un convento de Nápoles, que representa- ba á la Virgen del Rosario con Santo Domingo y Santa Catalina de Sena á sus plantas. Colocó esta imagen provisoriamente en una Capilla medio arruinada, para reunir allí 4 aquellos campesinos, enseñarles á recitar el Rosario, y llevarles poco después una santa misión. La Santísima Virgen no tardó en manifestar cuán grande era su complacencia por aquella obra, concediendo á millares las gracias á los que la in- vocaban bajo el nuevo titulo de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya. La imagen que no tenía ninguna belleza artís- tica, apareció de pronto hermoseada y con hechizo tan arrebatador que no es posible mirarla sin sen- tirse conmovido hasta derramar lágrimas, é impul- sado á la veneración y al amor. (1) Innumerables (1) El que escribe estas líneas asegura por su parto, que habiendo visitado los mejores museos y más célebres santuarios de Europa, jamás halló nada comparable con el rostro de Nuestra Señora, como está en su cuadro original de Pompeya. En él hay algo que supera á toda belleza hu-