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= 52)= lena. Nació predestinado para el ministerio pú- blico de la palabra. Si no hubiera sido sacerdote, dice el Sr. Vergara Antunez, habría sido orador en cualquier otro género de elocuencia. Esta pre- destinación se manifiesta en el conjunto de cuali- dades que forman al orador y que raras veces se reunen en un hombre. Talento fácil, memoria fe- liz, imaginación viva, sensibilidad exquisita, fa- cilidad de expresión, serenidad de espíritu, pro- nunciación clara y correcta, voz sonora, gallardía del cuerpo, nobleza y animación en el semblante, dignidad en la acción: tales son las cualidades con que le dotó la naturaleza. Posee en grado ex- celente la más bella facultad del orador sagrado, la de conmover suavemente los corazones. Tiene su palabra esa virtud indefinible que en lenguaje cristiano se llama unción y que consiste en comuni- car al alma emociones que se traducen en lágrimas de gozo, de compunción ó de piedad. Refiriéndose al Rvdmo. Casanova escribe de la Iglesia de Chile el Sr. Zegers: «El Prelado que la gobierna es inteligente, ilus- trado y virtuoso. Su caudal de doctrina viste las mejores galas de la oratoria sagrada. Su lema es: «Pax multa». >Ha observado prescindencia política en días solemnes. En 1880 hizo esfuerzos para evitar la guerra civil. En 1891, se limitó á pedir á Dios el triunfo de la justicia, y á orar por la paz. No se in- timidó ante las arrogancias del Dictador. >En 1896, aprovechó en Buenos Aires una gran ceremonia religiosa para sembrar abundante semi- lla de paz internacional. Mereció, por ello, congra- tulación expresa del Santo Padre.

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