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= 313= Exclaustrados de España los religiosos por el liberalismo, algunos Capuchinos fueron á Betha- rran, buscando asilo. El siervo de Dios los recogió y vendió sus libros para poderlos alimentar. «/He llegado escribía él mismo hasta vender todos mis li- bros. Sólo me queda mi breviario, mi biblia y mi memoria, sin que el roce del tiempo logre que desaparezcan las aristas de su sér, ligeramente anguloso: y quizá á ningu- no otro asimilable. Es el mérito, de tener carácter propio, realzado en este caso por toda una serie de condiciones preciosas que per- dían, sin embargo, al ser apropiadas por el padre, sus con- tornos delicados para revestir ese no se qué de austero que constituía su personalidad. Las suavidades de que ésta aparentemente se despojaba iban á reconcentrarse en lasintimidades de su grande alma; para refluir á través de su espíritu puro y acendrado, resol- viéndose luego en influencias indefiuibles y avasalladoras. Pasado de cristianismo, como un vaso poroso del perfu- me que siempre contuvo ó más bien como si la arcilla de que fué hecho hubiese sido amasada con el perfumadolicor, llevaba en sí, quizá sin saberlo, el secreto de la instintiva atracción que siempre ejerció sobre las almas cristianas, y sobre todo hombre de buena voluntad que se acercara á frecuentar su trato. Nada raro, pues, que el que llevaba en si el espíritu de Cristo, siguiese las pisadas del Maestro y viviese constante- mente agitado por las ansias del apostolado. Nada raro que se desviviese por la predicación y las misiones y que fuese siempre en éstas el sacerdote señalado para amamantar con la leche y miel de la divina palabra los corazones de' los niños ávidos de fe; de caridad y de esporanza, que recibían á raudales de sus labios, en la forma más sencilla, las ense- ñanzas más sublimes de la doctrina cristiana. Estos rebaños de corderitos de Cristo hallaban en el mi- sionero el pastor de su gusto, y en el hombre de carácter el maestro austero del deber, quien lo dejaba grabado con gruesos trazos en sus sentimientos, 6 impreso profundamen- te en sus tiernas almas, Mr rta - a ato an AA a rn A A A A S A ÚS es