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' 209= decia: «Creo que de tres deseos vehementes que tenía S. Agustín, se me ha otorgado uno, el de oir á S. Pablo. (1) El Cardenal Ludovisi, sobrino del Papa, fué su protector, y costeó la impresión de sus sermones. Este capuchino concibió el pensamiento de ex- tender la institución de Propaganda. Según su plan y consejo se fundó una Congregación que se ocupase en sus sesiones de la dirección de las mi- siones en todas las partes del mundo, la cual de- bía reunirse una vez al mes ante el Papa para dar cuenta exacta y detallada de su marcha, de sus trabajos y de sus frutos. Gregorio XV, no sólo aplaudió el pensamiento y el plan, sino que costeó los fondos necesarios para esta institución. Su sobrino contribuyó á ella con todos sus bienes; y como respondía á una ne- cesidad real y profundamente sentida, prosperó de día en día de la manera mas brillante. ¿Quién no conoce los inmensos servicios que la Propagan- da Fide ha hecho á la filosofía general y al univer- sal conocimiento de las lenguas? Mas ella está aplicada, sobre todo, á llenar con energía y gran- deza su misión principal, la propagación católica, habiendo realizado desde sus primeros tiempos los resultados mas magníficos, bajo la protección de su santo patrono, el capuchino S. Fidel, mártir de aquellos mismos días por la propagación de la fe, mones, sólo se ven los Cardenales, él está oculto tras un cortinaje, porque si necesita como hombre, no hay doctrina sobre él, que es el único maestro. (1) Los tres deseos vehementes de S. Agustín, eran, ver á Cesarem triumphantem, Ciceronem perorantem, Pau- lum predicantem. ta e a A prdena l z
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