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€ —_ A o o nr ci e . pz pa. la Irimatuladá Concepción. Por su profunda filoso: fía y teología, su obra, La Mistica Ciudad de Dios, es más sabia que todas las de Santa Teresa de Je- sús. La mano con que fué escrita se conserva fres- ea y flexible como si acabara de morir, Clemen- te X declaró á Sor María de Jesús Venerable y mandó seguir adelante la causa de su beatificación. Alejandro VITI, Clemente XI, Benedicto XII y Benedicto XIV, reiteraron las declaraciones á fa: vor de la Mistica Ciudad de Dios con el concurso de los teólogos más eminentes y calificados, desha= ciendo las contradicciones que los jansenistas más ó menos declarados inventaban contra sus escritos. En 1867 el Arzobispo de Zaragoza puso á los pies de Pio IX cincuenta exposiciones solicitando la conclusión de la«causa de Beatificación, y en 1886 tuvo León XITT una junta de Cardenales sobre el mismo asunto. En este pontificado, 1598, muere en el Escorial el rey más grande y necesario de España, Feli- pe II, nacido en Valladolid en 1527. Santa Teresa de Jesús, con íntima convicción le llamaba santo. Y el mismo Jesucristo le había dicho que acudiese á él con entera confianza. SIGLO XVII 237. León X[, florentino, Cardenal Alejandro Oc- taviano de Médici, principe, Obispo de Pistoya, Ar- zobispo de Florencia, éreado el 1.” de abril del año 1605, gobernó 27 días; murió el 27 de abril. Sede va- cante 17 días. En la elección de este Papa, el Cón- clave todo había elegido primero al sapientísimo Cardenal Baronio. El.embajador de España inter- puso la exclusiva porque el elegido había atacado en
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