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=> igual de Francisco había hecho suyo el siglo en- volviendo con su rosario el mundo moral, como la atmósfera envuelve al mundo físico. En el frater- nal abrazo de los dos Patriarcas se habían unido en beneficio de la sociedad, el cordón y el Rosa- rio, la mortificación y la Oración, el ejemplo y la palabra. Dios había dicho á Francisco: Tu Orden vivirá hasta la consumación de los siglos: los que mueran llevando dignamente tu santo hábito, 1.*, 2.* y 3,* Regla se salvarán. Yo bendeciré á los bienhechores, y maldeciré á los detractores de tu Orden. La Virgen había enriquecido el Rosario con es- tas promesas: 1.* Quien me sirva constantemente rezando mi Rosario, recibirá alguna gracia especial. 2.* A todos los que devotamente rezaren mi Salterio (Rosario), prometo mi especial protección y extraordinarias gracias. 3.” El Rosario será una arma poderosa contra el infierno; destruirá los vicios, el pecado y la he- rejía. 4. Hará reflorecer las virtudes y las obras santas; las almas conseguirán abundantes miseri- cordias de Dios, retraerá el corazón del hombre de las vanidades mundanas atrayéndolo al amor de Dios, y levantará los corazones á las cosas celes- tiales y eternas. 5.* El alma que á mí se encomienda con el Rosario, no perecerá. 6.* Quien rezare devotamente el santisimo Rosario con la consideración de los sagrados mis- terios, no quedará oprimido de las desgracias, no será castigado por la justicia de Dios, no perecerá