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CALENDARIO MARIANO La Virgen María, después de la Ascensión de su Divino Hijo al cielo, vivió todavía más de vein- te años con los Apóstoles, siendo con su palabra y ejemplo, luz, consuelo, doctrina y guía para todos ellos y para la naciente Iglesia. De ella aprendie- ron los Evangelistas mil detalles sobre el nacimien- to, infancia y treinta años de vida oculta de Jesús. Bendice á los Apóstoles cuando se distribuyen el mundo para su evangelización. Al que estaba más lejano y menos podía venir á verla, ella le visita personalmente aún viviendo en carne mortal, lle- vada por ministerio de Angeles á Zaragoza. Es- tando en Jerusalén, y debiendo morir, no como pe- na de pecado, que no tuvo, sino como última imi- tación de su Divino Hijo, milagrosamente hizo ve- nir alrededor de su lecho á todos los Apóstoles que estaban dispersos por el mundo. Les dió su último adiós y sus últimos consejos, y antes de descansar en el Señor, prometió para ellos y para toda la Iglesia que llenaría el mundo, su protección desde el cielo. Si durante setenta años fué madre admirable, virgen prudentisima, refugio de pecadores, con- suelo de afligidos, auxilio de los cristianos, ¿qué no sería para todos los mortales, sus hermanos é hi- jos, después de su Ascensión á los cielos? San Lu- cas Evangelista, pinta y difunde su imagen, cual fotógrafo que quisiera de algún modo hacerla co- nocer de todo el mundo. Y en el decurso de los siglos, María Santísima ha inspirado á sus devotos

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