BCCPAM000R11-4-02000000000000

A LOS DIRECTORES DE COROS Estos cantos corales, que por vez primera ven la luz pública, gracias a la EDITORIAL DEL PACIFICO y a los repetidos requerimientos hechos a su autor por personas amigas, fueron escritos originariamente para uso privado de un Coro de 80 voces, que los interpretó con gran éxito en radios, teatros y plazas públicas, cosechando en todas partes cálidos aplausos. Ahora, al pensar en ponerlos a disposición de los muchos Coros, que en floración magnífica han surgido por todos los ámbitos de Chile por obra y gracia de un grupo selecto de músicos entusiastas, los hemos revisado y adaptado a las posibilidades artís- ticas de la mayoría de esos conjuntos vocales, cuyos componentes ignoran en muchos casos el solfeo, simplificando su estructura armónica, reduciendo a cua- tro voces las composiciones escritas para seis o siete voces mixtas, conservando en general la misma armonización en las partes en que se repite un giro me- lódico, evitando las dificultades interpretativas que ofrece el estilo musical “mo- dernista” (nada digamos del “vanguardista”), proporcionando a cada voz, en lo posible, su propia melodía, para que resulte más fácil y agradable el apren- dizaje de las partes. El Director de un Coro europeo le rogó un día al autor de estas líneas que escribiera una “composición difícil” para su repertorio particular. Pero es que sus coristas conocían bien los secretos de la Música, y su Orfeón había pa- seado su fama por las principales capitales del mundo y había ganado varios primeros premios en concursos internacionales, Hay composiciones difíciles, fáciles y de mediana dificultad, cantos escri- tos para grandes coros y para pequeñas agrupaciones. El Director debe medir bien la capacidad de un Coro, siguiendo el áureo consejo de Horacio en su famo- sa “Carta a los Pisones”, y seleccionar los cantos que le convengan. De otro mo- do, perderá el tiempo, desanimará a sus coristas, y su conjunto hará el papel del niño chico que se viste con la ropa de un hombre grande, o viceversa, Volviendo a nuestros cantos, diremos que, para ahorrar espacio y papel y facilitar la lectura del conjunto vocal, hemos escrito las voces blancas en un pentagrama y las viriles en otro, y todas, por razones prácticas, en clave de sol, menos en dos o tres composiciones, Al principio, les extrañará a muchos el en- contrar el bajo escrito en clave de sol, pero muy luego se acostumbrarán a ello. También hemos de advertir que en la versión coral de algún canto cono- cido, nos hemos tomado la libertad de adoptar el compás de 3% en vez del de */, del original, por parecernos más conveniente para marcar bien el ritmo Finalmente, en vista de la anarquía que hemos observado en la interpre- tación de las palabras italianas que comúnmente se emplean para expresar el aire o movimiento de las piezas musicales, hemos optado, a imitación de mu- chos autores, por colocar entre paréntesis las iniciales M.M. del Metrónomo Maelzel, seguidas de una nota musical, que representa un lémpo, una parte del compás, con la indicación del número de veces que debe repetirse esa no- ta cada minuto. Y creemos necesario advertir que, para ese trabajo, nos hemos servido de uno de los últimos Metrónomos llegados de Alemania, el cual trae las siguientes indicaciones: LARGO (40-60), LARGHETTO (60-66), ADAGIO (66-76) ANDANTE (76-108), MODERATO (108-120), ALEGRO (120-168), PRESTO (168-208). Aunque esas indicaciones que hacemos al comienzo y, a veces, en el curso de las composiciones musicales, pueden servir de signos orien- tadores generales, el sentido artístico del Director deberá suplir la falta de otras indicaciones, que habría que multiplicar con exceso en algunos cantos. Deseamos vivamente que nuestro modesto trabajo les sea útil y grato a nuestros estimados colegas, los Directores de Coros, a quienes lo dedicamos con toda cordialidad. EL AUTOR.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz