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— 683 — apoyo, comprendieron su mala situación y se retiraron á Jauville. Los franceses bus- caban al enemigo, pero en su lugar se en- contraron con una ciudad enteramente abandonada. ¿Aprovecharían esta oportu- nidad para descansar? ¿No estaban pelean- do ocho días á reo? Era natural este alto en sus operaciones. Así juzgaban muchos je fes. Además estaban ya tomadas las ciuda- des del Loire, ¿porqué. pues, perseguir al enemigo? Muchos temían esta nueva empresa; pe- ro Juana siempre inspirada por sus «Vo- ces» y animosa con el socorro del cielo no quiso dejar pasar tan buena ocasión para la victoria. «Sí, dijo, es preciso ir contra los enemigos; en el nombre de Dios os lo digo. Ellos huyen, decis, mas aunque estu- vieran colgados de las nubes los tendría- mos que perseguir, pues es Dios quien nos envía para castigarlos y vencerlos. Vamos á tener hoy una gran victoria; mis «Voces» me lo dicen. Esta vez felizmente se le obedeció en todo. Una caza.—Se hicieron reconocimien- tos en busca del enemigo que se había preparado para la batalla cerca de la po- blación de Patay; pero había tambien pre- parado una emboscada para detener el avance de los franceses. Estos marchaban
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