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2> ea adelante! ¡guerra á los ingleses! Nuestro Señor los ha condenado, son nuestros; ¡va- lor! ¡adelante!» .... La ciudad es tomada; el general inglés se vé obligado á rendirse, que se salva por Juana así como algunos otros prisioneros, mientras que los demás ingleses aún los prisioneros son fusilados contra su deseo. Otro combate.—Después de haber da- do el descanso necesario á sus tropas, dijo Juana al duque de Alencon: «quiero irá ver á los ingleses de Meung; haced que to do esté preparado». A la mañana siguien- te, miércoles 15 de Julio, se pusieron en marcha hacia el puente de Meung que fué tomado después de una resistencia encar- nizada. El jueves se dirigieron hacia Beaangeney donde estaban reunidos dos generales in- gleses. Un suceso que debía alentar al ejército francés vino á ponerlo á dos dedos de una división profunda. Se corrió la noticia de que venía á ponerse á las órdenes del du- que de Alencon el condestable de Francia, conde de Richemont. En efecto, llegó el condestable con un importante ejército; pero el Rey había reñido con él por insti: gaciones del triste señor de la Tremoille, quien además de no cumplir su deber como francés, impedía que el Rey llenase el su-
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