BCCPAM000R09-1-40000000000000

leans á nuestra heroína; pero aprovechó este ocasión para probar su confianza y su adnegación. Juana empero, viendo triste a la Duquesa, por la marcha de su marido la dijo: «No temaís. Señora, os prometo con- servar á vuestro esposo sano y salvo.» Ruegos.—Le retrasaba mucho la entra- da en campaña y Juana sufría por su inac- tividad y se consumía en medio de estas dilaciones. «Señor, le decía al Rey con un triste presentimiento sobre su fin, pensad que solo tengo un año por delante y mu- cha labor que hacer.» Sintiéndose inspirada uno de los días, fuese á las habitaciones particulares del Rey y llamó á la puerta, en el momento que se celebraba un Consejo, y echándose á sus pies le dijo: «Noble pr íncipe, no ce- lebreis tan largos consejos; venid á Reims para ser coronado». Todavía el Rey estaba indeciso. ¿Cómo os hablan vuestras voces? le preguntó un consejero. «Pues me dicen: ¡Vé, vé hija de Dios!. respondió Juana. ¡Vé, yo te ayudaré, vé!,» y entonces me siento confortada y quisiera que me ha- blasen siempre. Nueva guerra.—Por findecidió el mo- narca el ir 4 Reims, y como preparación necesaria, ordenó que se empezase inme- diatamente la campaña contra las posicio- nes ocupadas por los ingleses á orilla del

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz