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TS dijo, con energía, vais á entrar en las Tou” relles; descansad ahora, comed y bebed para reparar vuestras fuerzas mas cuando veais mi bandera agitarse en la muralla, empuñad las armas y venid, que la plaza es nuestra.» Los jefes franceses como sugestionados y decididos obedecieron á la Virgen de Lorena. Nueva victoria.=Sin comer, ni des- cansar de la herida, monta á caballo nues- tra heroína; dá orden para que su estan- darte flote en lo alto de la muralla y muy pronto uno de los mas aguerridos solda- dos de su compañía. llamado el Basco, le coloca allí. «¡Adelante, adelante! grita Jua- na de Arco, todo es nuestro, entrad aquí» Los franceses se precipitan al asalto; sien- ten en sus almas una fuerza milagrosa y llegau á la cima de la muralla tan facil- mente, según decían ellos más tarde, como si hubiesen subido por una escalera. Los ingleses, en cambio, viendo de nue- vo á Juana, á quien creían muerta, se que- dan estupefactos y se avalanzan en masa hasta el interior de las Tourelles, prote- gido tan solo por un simple puente de ma- dera. Persíguelos Juana á la cabeza de los suyos, y grita al jefe inglés Glasdall que
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