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A formidable por sus fosos llenos de agua, sus murallasy su poderosa artillería, y ahora se arrojan sobre sus muros llenos de esperanza en la victoria..... Los ingleses á su vez estaban decididos á vencer ó morir. La batalla, pues, debía ser terrible. lsa guerrera.—Excitados por el ejem- plo enérgico y lasardientes palabrasdeJua- na, los soldados franceses hacían prodigios de valor, y con una viveza irresistible, cual si fuesen invulnerables, ensayaban todos los medios de guerra para escalar los mu- ros. Pero la artillería de los fuertes, las fle- chas, las lanzas y las hachas de los adver- sarios, hacían inútiles todos sus esfuerzos; renovábase el asalto, estando Juana en pri- mera línea sirviendo de blanco al enemigo y animando á sus valientes. «Esperad en Dios les decía, los ingleses serán batidos, la plaza es nuestra. «A la una de la tarde vien- do á sus soldados fatigados, ardiente y vi- gorosa como siempre, cogió una escalera, la puso en el muro, y empezó á subir espada en mano. Todas las flechas de los enemi- gos se dirigen á ella, y una de ellas ¡ay! le atraviesa la espalda de parte á parte. Al recibir el golpe Juana cae en el foso. Una explosión de elegría estalla en el campo enemigo contando ya por suya la victoria, mientras que los franceses se sienten poseí- «los de espanto y terror. Al ser recogida y