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= HN: peligro «¡Doncella! gritan los orleanenses, os pedimos y reclamamos que cumplais la misión que Dios y el Rey os han confiado. » «En nombre-de Dios lo haré». respondió Juana, quien me ame que me siga». Y cal- mado el pueblo con el aseguramiento del éxito, se fué derecha al Gobernador á quien dijo: ¡Sois muy malo! ¿porqué os oponeis á la orden de Dios y á la salvación del pueblo? Pero querais ó nó, los solda- dos pasarán y tendrán hoy la victoria co- mo la tuvieron ayer.» El Gobernador no tuvo mas remedio que ceder. Ordenó, pues, Juana á los guardias abrir la puerta, y la muchedumbre se precipitó como un torrente al paso de la valiente guerrera que fué á reunirse con los solda- dos que la víspera había dejado en las Tourelles. Los generales franceses, segu- ros ya del triunfo, acudieron donde esta- ba Juana, para que el honor de la victoria no redundase en gloria exclusiva de ésta, y también para no faltar al honor y el de- ber de pelear con los soldados y el pueblo por la salvación de la patria. Dunois, La Hire, de Bais, Gouthaut, Xaiutrailles de Gamadres, Gaucourt y otros, lanzáronse con Juana al asalto de las Tourelles. ¡cosa rara! Poco antes los mis- mos generales opinaban que era casi im- posible toraar por la fuerza una plaza tan

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