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E para conjurarlo se metió en una frágil bar- quilla, llevando £ nado su caballo y llegó á la pelea. Reunió prontamente sus tropas y acom- pañada de La Hire y de algunos capitanes, hundió la lanza hasta el puño en el campo enemigo. No comprendiendo éste, aquél rá- pido cambio de frente, se vé sorprendido, se desconcierta, y vése perseguido hasta en sus últimos atrincheramientos por nuestros jefes y soldados que habían recobrado to- da su viveza y valor. Victoria.—Por segunda vez coloca Jua- na su victorioso estandarte en la temible muralla del fuerte de los Agustinos, que es cogido por asalto é incendiado enseguida. La mayor parte de los ingleses habían sido muertos en el combate, y el resto de su ejército solo tuvo tiempo para encerrarse en la torre de las Tourelles, que era la más próxima. Inmediatamente fué cercada por orden de Juana, con el intento de tomarla al día siguiente. Por mí Martín, dijo ella, dejando estupefactos á los capitanes que no creían la cosa posible, mañana tomaré las torres de la fortaleza del puente, y no en- traré en Orleans hasta haberlo devuelto al Rey de Francia. Profecía que parecía irrealizable, por- que, para tamaña empresa, no era bastante + PERERA LORA AR EA