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- 484 — daderas sus palabras, y aunque se veían cada vez más amenazados, respondieron devolviendo la misma flecha con insultos groseros. Juana, enrojeció, y no pudo por menos de llorar, pero levantó su corazón á Dios y fué consolada por medio de sus Voces. Tranquilizóse pensando que Dios le ha- cía más justicia que loshombres y exclamó, enjugándose los ojos: «¡Bah! el Señor sabe que todo esto que me dicen es mentira.» Segundo asalto.—Era viernes 6 de Mayo, Juana salió de la ciudad en compa- ñía de los mejores caballeros, con unos 4.000 hombres. Se trataba de dar un asalto general á las fortalezas inglesas. Se trabó el combate, encarnizado, duro, implacable; en un momento dado viendo Juana que vacilaban los franceses, se lleva consigo una parte de los soldados, colócase bajo el fuego y los dardos enemigos, y plan- ta su estandarte en el borde de la muralla de aquella formidable torre llamada de los Agustinos donde los ingleses refugiáronse como en abrigo mas seguro. al ser quema- da otra de sus posiciones. Derrota.—Una falsa noticia produce pánico entre las huestes francesas, y vuel- ven la espalda siendo perseguidos por” los enemigos. Juana, hallábase allí; notó el peligro y

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