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— 39 — enemigo la vierta de nuevo; es preciso ven- garla. Vanos esfuerzos.—Dunois y los otros jefes, habíanse creido hábiles, pero ellos mismos ocasionaron una nueva derrota comprometiéndolo todo y quizá perdién- dolo para siempre á no ser por la interven- ción de Juana. Los oficiales franceses habían resuelto sorprender una fuerte posición denomi- nada «Fuerte de S. Lobo», donde los ingle- ses vivían como dueños y señores. Hacía una hora que 1.500 franceses habían co- menzado el ataque; pero Talvot, el vence- dor inglés llesó á socorrer á sus soldados, cuya resistencia obstinada había hecho ce- der el valor de los agresores, que cayeron en gran número muertos ó heridos, siendo por fin rechazados hasta Orleans. la salvación.—Lanzóse Juana fuera de los fuertes, rompiendo por entre la mu- chedumbre de los fugitivos; solamente le seguían algunos caballeros, empero reunió á los vencidos, y dirigiéndose con su caba- llo pifiando hasta los muros del puesto enemigo, dió la señal del asalto, segura de la victoria. Los soldados franceses siénten- se electrizados, invulnerables, vencedores y realizan una gran campaña. Primera victoria.—El enemigo. mul- tiplica sus ataques, pone en juego nuevos

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