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— 33 — nido piedad de Orleans. Todo el convoy va á entrar en la ciudad.» Y al instante, sin que nadie lo pudiese preveer, las olas se levantaron empujadas por el viento, que comenzó á soplar en sentido contrario, y apesar de los ingleses, sin que pereciese ni uno, los barcos llenos de víveres llegaron á la ciudad. La profecía de la Doncella se había cum- plido. Dios se declaraba por ella en los muros de Orleans, por medio de un prodi- gio que enterneció á todos. Entrada triuníal. Mientras que el ejército de Juana volvía á Blois á buscar un segundo convoy de víveres, la Virgen de Lorena. hizo su entrada solemne en Or- leans con 800 hombres destinados á refor- zar la guarnición. Sucedía el 29 de Abril, viernes, á las ocho de la noche. Juana re- vestida de toda su armadura, montaba un caballo blanco, llevando delante su estan- darte. A su lado iban el comandante Du- nois, ricamente vestido, y el valiente caba- llero La Hire. Todos Jos habitantes habían acudido á su encuentro, y la acompañaron por las calles de la ciudad, en medio de las demostraciones de la más intensa alegría. «Estamos en salvo, decían; al fin nos esca: pamos de las manos inglesas.» ¡Pobres Or- leanenses! ¡bien habían sufrido durante los seis largos meses de asedio!
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