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E cella os ruega y os suplica que no os dejeis destruir; respondedme si optais por la paz, y en caso contrario, pronto os sorprende- rán las derrotas y os acordareis de ella.» El convoy.—Pusiéronse en movimien- to para abastecer á Orleans. Juana porcon- sejo de las Santas, decidió marchar por la orilla derecha del Loire, que ofrecía cierta- mente grandes peligros. pero al mismo tiempo, permitía llegar hasta los mismos muros de la ciudad. Los jefes militáres veían ventajas supe- riores en la otra orilla, pero les obligaba á atravesar el rio para acercarse á Orleans. La confirmaron en su juicio y engañaron á Juana. conduciéndola por la orilla iz- quierda. El 26 de Abril el ejército se ponía en marcha, precedido de la bandera de la he- roína. entonando himnos y cánticos religio- SOS. La primera noche durmieron á campo raso. y Juana no se desnudó, conservando además, su pesada armadura que guardó siempre en semejantes circunstancias. du- rante toda su vida de guerrera. Ruda y es- cepcional, penitencia que los más valientes no soportaban, y le hacía encontrar nueva fatiga en el tiempo mismo de descanso; pe- nitencia y fatiga qne ella ofrecía gustosa-