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A En marcha.- Juana, la Doncella, es decir. la Virgen así llamada por las voces del cielo como por las de la tierra, avanza- ba hacia Francia escoltada por seis hom- bres. El viaje era peligroso, pues era necesa- rio atravesar un país lleno de enemigos, por caminos difíciles, cruzando bosques y vadeando rios que habían crecido con las lluvias. Los compañeros de la heroína aunque ralientes, tomaban sus precauciones para avanzar con seguridad, temiendo siempre alguna mala aventura, si bien en el fondo estaban extrañados de sentirse con tanto valor, abandonados con tanta confianza bajo el impulso de Juana, «No temais nada, les repetía esta. Llega- remos felizmente al término de nuestro viaje y veremos al Rey en Chinon, Todo lo que hago es mandato de Dios. Mis voces del cielo me enseñan desde hace cuatro ó cinco años todo lo que debo realizar para salvar el reino de Francia. Despues de once días de camino no es- taban aún fuera de peligro; pero ya no te- nían que esconderse con tanto cuidado. Al fin dejóse traslucir el motivo y el intento de aquella pequeña caravana y la noticia llegó hasta Orleans. Desde Santa Catalina de Tierbois en Turena envió Juana una