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RO Si eso fuese posible prefiriría ahogarla». Si su padre que tan bien conocía el cora- zón de Juanita hablaba así, ¿que pensarían los estraños que no la conocían al verla montar á caballo y partir para la guerra? Juana comprendía pues qué dificultades y qué penas la esperaban. ka hora ha llegado.—Despues de cuatro años de instrucciones Juana llegó á saber por «sus voces» que debía partir. Tenía 16 años. Le era preciso buscar á un tal Roberto de Bandricourt e apitán en Vancouleuxs para pedirle una escolta á fin de presentarse á Carlos VII, el rey véenci- do y desalentado de Francia, sin ejército casi y sin esperanzas. á quien los ingleses llamaban por burla el «Rey de Bourges», porque solo le quedaban una pequeña par- te del centro de su reino. Al mismo tiempo las «Voces» declararon á Juana que en su primera empresa no tendría éxito; pero la alentaban tambien repitiéndole: «Parte hija de Dios, vé, el Señor te ayudará». El secreto violado. —En el mes de Mayo del año 1428, un pariente de la fami- lia de Juana, hombre honrado y recto, lla- mado Durand Laxart, fué á Domrémy y pidió y obtuvo permiso para llevarse á nuestra heroina durante algún tiempo. En el viaje. Juana empezó á hablar de

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