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dl Mm su hermosa y heroica misión. En efecto, otro día vió al lado de San Miguel dos be- llísimos rostros, llevando sobre la frente coronas de oro. Las Santas miraban á la niña con bondad inefable; la llamaron, se dieron á conocer, la abrazaron tiernamen- te y Juana temblando pero encantada por tanta gracia,cogía respetuosamente las ma- nos de las Santas 6 imprimía en ellas dul- ces besos. Las bienaventuradas mártires se apare- cieron á Juanita varias veces por semana, la instruían dándole para el presente y pa- ra el porvenir consejos y AVIiSsos. Esto era lo que la Doncella llamaba «su Consejo» y «sus voces La niña empero. callaba todo esto y con- tinuaba su vida de trabajo y de piedad. Seguramente eran cosas extraordinarias, pero ¿cómo no'creer á Juana sobre todo cuando los hechos mas prodigiosos prue- ban que dice verdad” Un incidente.—En la época que rela- tamos, una mala nueva se extendió por el país de Juana. Una banda enemiga avan- zaba hacia Domrómy. despues de haber ro- bado todo lo que encontró a! paso. Los ha- bitantes de aquellas tierras solo tuvieron tiempo para llevar á Neufchateau, donde podían defenderse, sus rebaños y sus bie- nes. Los padres de Juana de Arco encon-