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Francia, pero el angel le reveló toda la ex- tensión de los males que desolaban al no- ble país. Los ingleses eran dueños de casi todo el reino; todo era tiranía, desorden, asesina- tos y pillaje. Juana le escuchaba llorando; mas la apa- rición la consuela y le anuncia que la sal- vación se preparaba. la revelación.—Esta revelación rego- cija á la humilde doncella que da gracias á San Miguel y le pregunta el nombre del salvador. El mensajero celestial con voz fuerte le dice: «¡Eres tú. hija de Dios! »; parte, vé á Francia». La pobre niña tiem- bla y en medio de sus sollozos exclama: Soy una pobre mujer, no se montar á ca- ballo ni guerrear». «Parte, es preciso, vé á Francia», repite el Arcangel; luego desaparece dejando á Juana sin voz y anonadada. la fuerza.—Poco tiempo despues, cuando la joven repetía al angel sus pro- testas de impotencia y al mismo tiempo de docilidad, éste le dijo: «Dios ha previsto todo. Te traerá dos santas, las vírgenes Catalina y Margarita (las dos mártires). Nuestro Señor les ha encargado que te guíen. No tendrás que hacer mas que se- guir sus consejos». ¿stas dos santas debían prepararla para ooo

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