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Pa HA de su amable alegría, con que procuraba complacer á todo el mundo, lo mismo que por su dulzura y su caridad para con los pobres y por su vida de franca y sincera piedad. Iba á menudo á la Iglesia; asistía asidua- mente á la misa y confesaba y comulgaba frecuentemente Todos los sábados visitaba con su her- mana menor una capillita dedicada á Nues- tra Señora de Bermont, un poco distante de Domrémy; encendía las velas y adorna- ba la estátua con coronas que ella misma trenzaba. Cuando oía tocar al Angelus arro dillábase en cualquiera sitio que estuviese, y si encontraba alguien que se sonreía de sus prácticas de piedad por creerlas exa- geradas, Juana se emocionaba un poco pe- ro no dejaba por eso lo que ella creía bue- no y devoto. Juventud.—A!l mismo tiempo Juana se mostraba cada vez mas generosa y amable con toda clase de gentes. Daba limosna á los pobres según sus recursos, é iba á vi- sitar y cuidar enfermos. Uno de sus jóvenes vecinos Simón Mus- nier á quien ella cuidó durante una larga enfermedad, se acordaba después de su amablé enfermera con intenso agradeci- miento. Se ocupaba tambien en buscar al- bergue para los pobres viajeros, y cuando