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- 129 Después de la muerte. - Un inglés, enemigo de Juana aseguró que en este mo- mento vió volar á lo alto una blanca palo- ma que saliera de en medio de las llamas cayendo él espantado y sobrecogido de te- rror. El verdugo á su vez, removiendo las cenizas de la hoguera descubrió ¡oh prodi- gio! el-corazón ensangrentado de la Virgen francesa que se había conservado entre los llamas; no sabiendo que hacer volvió á encender el fuego vertió aceite, añadió carbón y azufre. y cuando todo se había consumido descubrió de nuevo el corazón de Juana intacto. Espantado apretó á co- rrer gritando: «He quemado á una Santa, no hay perdón para mí.» Ordenóse que el corazón se echase al Sena desde el puente Matilde juntamente con las cenizas del cuerpo, y con esto creyeron los ingleses ha- ber acabado con aquella invicta guerrera, Mas el pueblo empezó á llamarla Santa y en todos lados se oía repetir: «Han quema- do á una Santa.» Uno de los Jueces excla-- maba llorando. «Pluguiese á Dios que mi alma estuviese con la suya.» El Secretario del Rey de Ingiaterra Juan Tressart se atrevió á decir que Juana era una Santa y sus Jueces unos condenados « Estamos per- didos añadió, hemos quemado á una San- ta.» Notóse que los principales autores de
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