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— 1%8— medio de un pilón ó carga de leña: ¡Ah Ruan, Ruan! repetía ella. ¡Temo que un día sufras tu para espiar mimuerte! y dirigién- dose al Sacerdote que la asistía al pie del patíbulo añadió. «Os ruego que tengáis siempre levantada la cruz hasta mi muer- Le.» Chisporroteaba la hoguera y á sus roji- zas llamas: «He aquí el fuego exclamó.» «Alejáos añadió al Sacerdote» pero seguid con la Cruz levantada delante de mí» ele- vábase el fuego con actividad devoradora; saltaban las chispas y el humo se elevaba en espirales, y Juana declaró por última vez que, nadie podrá acusarla jamás de ha- ber renegado: «No; mis «Voces» no me han engañado. mis «Voces» venían de Dios y todo he hecho por orden suya» Suben las llamas; prenden en sus vestidos; el humo la rodea; ella se calla y reza meditando lo que sus «Voces» le habían dicho: «Tómalo todo:con gusto, no te preocupes de tu mar- tirio enseguida vendrás al Paraíso.» El fuego devora su cuerpo. «¡Jesúsl» exclama ella con intenso amor y lo repite durante su lenta agonía Por tin, su cabeza coronada de llamas se inclina sobre el pe- cho y haciendo un último esfuerzo de pie- dady religión dice por última vez. <¡Je- sús!» y su oración va á terminarse en el Cielo.....