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Vistieron á la condenada con una 10pa talar Ó vestido largo y á las nueve de la mañana salía de la prisión; llevabánla en un carro teniendo sobre sucabeza una ban- da (1) donde estaban escritas las causas de su condenación: Hereje; relabsa, apóstata, idolatra. 800 soldados marchaban escoltán- dola: Juana lloraba y rezaba encomendán- dose á Dios y á sus Santas. ¡Ruan! ¡Ruan! repetía. aquí voy á morir; ¡Ruan, Ruan tu serás mi última morada! «¡Ah! que lejos es- taba de Donremy, el dulce país de su in- fancia donde tan apaciblemente cuidaba de su rebaño bajo un sol que la sonreía, á la sombra de árboles-que acompañaban con el ruído de sus pajas el de las plega- rias que ella elevaba á Dios! (2) Cerca de 10.000 personas se habían con gregado al rededor del patíbulo. En me- dio de un silencio general, Cauchón leyó la sentencia de muerte y dijo á Juana que se preparara. (1) Esto era una especie de mitra Ó coraza con la inscripción. apóstata, idolatra, hereje y relapsa. (2) MVientras el convoy atravesaba las calles, se vió que un indivíduo abrió camino por entre la multitad y la escolta y con ojos extraviados llegó hasta el carro de Juana, subió á él y se postró á sus piés llorando. Era el Judas de aquella pasión el traidor Soyseleur que arrepentido de su obra pedía perdón á la Doncella (N. del TP.

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