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== 8 — cena era demasiado emocionante para no enternecerse ante aquella texitura doliente de Juana y la perversidad de sus Jueces que intentaban en vano, arrancar del co- razón de la niña la pretendida retractación. Todos los que la rodeaban multiplicaban sus consejos, prodigaban súplicas y ame- nazas. unos por odio, otros por hipocresía otros finalmente, y estos eran pocos, por verdadera compasión. Extenuada con tan- to sufrir tuvo fuerzas para exclamar «¡Ah! cuantos trabajos para seducirme!» Iba el Juez á leer la sentencia que la condenaba á la hoguera ¡Horrible trance! Por última vez le mandaron firmar añadiendo prome- sas que respondían perfectamente á los más vivos deseos de la prisionera: dijerón- lé que sería entregada al fueró eclesiásti- co; que tendría una mujer por su guardia- na en lugar de los soldados que la injuria- ban y amenazaban su honor, cosa que le hizo resistirse á todos los consejos y órde- nes de quitarse su traje de guerra diciendo que le era más necesario en la prisión que en el campo; y por fin también le ofrecie- ron el que podría oir Misa y comulgar, li- bre de las cadenas. Á pesar de todo Juana mostrábase indecisa. temiendo, con razón, ser engañada como se lo previnieron sus «Voces» «Consentid»]e dijeron, tendréisen- seguidala libertad. «La libertadorade Fran-
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