BCCPAM000R09-1-40000000000000
— 109 — cuenta de la conducta que usaba con ella eritó furioso: ¡Callaos, Callaos desgracia- da! ¿Queréis perderos para siempre?... Esta apelación pues, tan justa y tan san- ta que hubiera podido salvar á Juana, fué desatendida, no por culpa del Papa segura- mente, que la ignoraba ni por Jos Obispos y Sacerdotes franceses quenunea hubieran procesado á su libertadora, sino por culpa injustificable delos Jueces ingleses y de un Prelado ambicioso y traidor que los presi- día, pero que estaba entregado á sus pasio- nes y vendido al oro. Warwich amenazó con arrojar al Sena á quien intentara ayu- dar á la prisionera á librarse de las manos de sus injustos Jueces. Todos los que habían asistido a! interro- gatorio estaban á favor de Juana y admira- dos de su sabiduría y caracter. Muchos que no se habían podido convencer de las ma- ravillas que obraba en su vida guerrera, sentiánse subyugados, vencidos, por aque- llas respuestas tan cuer das y sabias. y em- pezaban á creer que verdaderamente esta- ba inspirada; mas aún; algunos Jefes y jueces comprendían que era un deber suyo apoyar á Juana con su simpatía y con su consejo. Cierto Señor inglés llegó á decir un día: Verdaderamente es una buena mu- jer; ¡qué lástima que no sea inglesa! laa acusación.—Sin embargo después
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz