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— 104— Otro día quisieron que prestase *jura- mento sobre lo que le habían pedido la víspera. «Juré ayer dijo Juana y eso debe bastaros; verdaderamente sois demasiado exigentes» y se mantuvo en su reserva— «Pasad adelante» le decía muchas veces el Juez que se afanaba en preguntarla so- bre lo que ella no quería contestar, porque no tenía nada que'ver con su proceso, ó porque era algo «ue se refería á su Rey 6 á su Dios. «Hay cosas que he prometido no decir y no debiáis creer que sea perju- ra.» Más como UCauchón no cesase de ator- mentarla á fin de obligarla á contestar á susimpertinencias; «tened cuidado, añadió, decís que sois mi juez, pues tened cuidado en todo lo que hacéis porque os alcanza gran responsabilidad. En verdad os digo que soy enviada de Dios y nada tengo que hacer aquí: Sabed que os poneis en grave peligro.» Viéndola el Presidentetan resuel- ta y enérgica, le dijo que cuando le habían hablado sus «Voces» y qué le ha';'an di- cho. «Las oí ayer y también hoy re :ondió Juana, y me han dicho que os con ste re- sueltamente. Vengo de parte de Ds, en- viadme á Dios de quien vengo.» Cauchón creyó haber encontrado ocasión favorable ran parte las contestaciones de Juana suprimien- o algunas en absoluto y tergiversando otras (N. 7).
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