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- 90 — pende de vosotros la derrota de los adver- sarios», y arrastró á sus soldados hacia un nuevo y vigoroso ataque, logrando empu- jar al enemigo mas allá. Aunque Juana y los suyos se conducían como héroes, los enemigos se multiplica- ban; á otra señal de las torres, un nuevo cuerpo de ingleses apareció y cayó sobre los franceses, quienes á pesar de todos sus esfuerzos acabaron por retroceder y huir, entrando precipitadamente en Compiegne, sin que enla ciudad se disparase un solo ti- ro contra el adversario. El gobernador or- denó cerrar las puertas y levantar el puen- te; los rezagados en la huída fueron recogi- dos en unas barcas; Juana. con cinco ó seis valientes, continuaba defendiéndose con increible energía por salvar los últi- mos fugitivos; pero éstos, viendo que no podían entrar en la ciudad de la que no salía ningúu socorro, resolvieron abrirse paso por entre las filas enemigas siendo copados. Juana, á pesar de ser sacudida de su caballo, levantábase para continuar combatiendo, pero al fin ¡oh dolor! cayó en manos de la compañía mandada por Lionel, llamado también el bastardo de Bendomme. Viendo los enemigos que es- taba ya en sus manos la suerta de Francia con aquella victoria, gritaban: «rendíos, rendíos, y jurad fidelidad». Mas Juana con-
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