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90 EL PROBLEMA RELIGIOSO libertad que constituía al hombre en soberano y rey de la creación... Eso que acabo de deciros es lo que se llama «pe- cado original» y por medio de él se explica la fuer- te contradicción que encuentra el hombre para se- guir los dictámenes en la razón (1). La ciencia, no explica, decimos lo que ve y nota el hombre en sí mismo; el «video meliora proboque deteriora sequor», «Veo lo mejor, lo apruebo y sigo lo peor...» que dijo el poeta. ¿A qué obedece eso? pregunta la ciencia. Un silencio eterno en los laboratorios... «La constitución del hombre no lleva camino de cam- biarse, dice Ramón y Cajal, pues a pesar de la ma- ravillosa conquista de la ciencia y de la técnica, nues- tras células nerviosas continúan reaccionando casi lo mismo que en la época neolítica; igual tendencia irresistible para el robo en cuadrilla, la misma afi- ción al vaho de la sangre» (2). Ved ahí un efecto bien palmario de los efectos del pecado de origen. Los que no reconocen esta causa moral en la econo- mía humana piensan que Dios hizo una obra de- masiado imperfecta y que el hombre inclinado al mal es irresponsable por defecto de creación... La ley fisiológica de la herencia tiene un equivalente en el orden religioso : es la transmisión del pecado original. (1) El primer discurso pronunciado por radiotelefonía versó sobre el pecado original. (2) Lo de la tendencia irresistible es una exageración; bastaba con decir tendencia. La voluntad con la gracia pue- de oponerse a toda invasión del mal.
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