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88 EL PROBLEMA RELIGIOSO cita para esta percepción? Ved ahí el misterio que no resuelve la ciencia experimental en los laborato- rios. Cuando escuchamos un trozo musical o vemos un cuadro de arte no sólo percibimos la armonía de las notas y de los colores; discurrimos combi- nando ideas sobre colores y notas... Ved ahí pre- sente el alma del hombre. Por el cielo del pensa- miento del hombre vuelan las ideas como los as- tros por el espacio infinito... Si la materia no bas- ta para explicar la sensación, ni la sensación puede explicar el pensamiento por sí misma, es necesario admitir otro principio de mayor categoría que el del sentido o el del ser... Es, decimos, aquel «fac- tus est homo ni animam viventem». Esa alma que no estaba en el mundo de Jos seres ni en el mundo de las plantas ni en el mundo de los animales: que salió de la boca de Dios para que el hombre fuese constituido en imagen y semejanza del mismo Crea- dor... Si no tuviera el hombre esa alma inteligente y pura diríamos que era inútil la maravilla de la creación porque sería imperceptible. Se destruirían los colores y los sonidos y el parpadeo de los astros y la esmeralda de los bosques y el azul del firma- mento y la cabellera policroma del sol tendida por el espacio, todo quedaría reducido a un vertiginoso oleaje de partículas incoloras. Adiós entonces el su- surro de las fuentes, y el trino de las alondras y el gorjeo de los ruiseñores... no serían más que áto- mos que marchan, van y vienen... Sobre todo, adiós ciencia, combinaciones y discursos... En nombre

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