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NATURALEZA DEL HOMMRE 85 —En el hombre hay, junto a los laboratorios sen- saciones e ideas. Basta, pues, la experiencia propia, la observación propia. Las sensaciones son suscep- tibles de medida, pero la idea carece en absoluto de las propiedades necesarias para ser medidas o pesa- das o tocadas o vistas. Mas, siendo efectivo en el hombre la existencia de las ideas, ellas tienen que ser percibidas, notadas, experimentadas de algún mo- do. Ahora bien; si se percibe y experimenta el efec- to, tiene que percibirse y experimentarse la existen- cia de la causa; será una experimentación de lógica, pero al cabo existe esa experimentación, digamos impropia, pero real. Si el alma es algo inmaterial e inmedible, irreductible a mensuración, no es «invi- sible» a la observación... Hay en el hombre algo que es más que materia que no se palpa y mira con ojos de carne. Hay sensaciones que se experimentan sin poderse ver ni tocar, y hay ideas que son más que sensaciones. Es imposible admitir que una sensación es igual a una idea. La sensación que nos causa una quemadura y la idea de esa quemadura son dos co- sas realmente diferentes. Si hay diferencia entre sen- sación e idea, es preciso admitir un principio de las ideas diferentes del principio de las sensaciones. La sensación que se limita por la presión, o por la tem- peratura, por el olor, color o sonido, no es una idea. La idea no se determina por ese método. ¿Po- déis reducir a olor o color o sabor una idea que vue- la como mariposa por la región de la posibilidad o de lo infinito? El mismo Aristóteles reconocía que
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