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CAPITULO III NATURALEZA DEL HOMBRE sublime dedit «Os homin coelumque tueri jussit et erec- tos ad sidera tollere vultus.» (Ovidio, Metamorphos.) —He quedado satisfecho de la explicación sobre el origen del hombre y sobre su unidad específica. Deseo conocer en consecuencia ¿qué es el hombre? —Os entiendo perfectamente; queréis que os haga el análisis y descripción del hombre tomado en sí mismo. Parece que nadie debiera ignorar lo que el hombre es, llevando dentro todo lo que es en reali- dad. Parece extraño que seamos hombres y nos ig- noremos. Sin embargo, la pregunta que me formu- láis puede formulármela el primer sabio. El hom- bre es un misterio. Si atendemos lo que somos, ha- llaremos que somos «una paradoja». Si a pesar de que Fouille define al hombre como un «animal me- tafísico» (1), somos una paradoja, porque a veces nos arrastramos como reptiles y otras veces, tal vez al minuto, nos ceñimos alas de águila y nos remon- tamos hasta Dios. Eso no puede explicarlo la cien- cia; la ciencia se desconcierta con sólo parar mien- (1) Llavenir de la métaphysique. ¿Qué hombre? es el ETRE ar erre E

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