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La fe y la fraternidad del universo, 76 EL PROBLEMA RELIGIOSO —Todo lo contrario, pero cuando conviene se echa mano de esa terminología con un desprecio horrible del género humano. En 1844 ya se' trataba de abolir la esclavitud, porque la doctrina de la Iglesia sobre la unidad de la especie humana se abrió camino, y la ciencia estaba con ella y se mira- ba como un absurdo criminal ese «mercado de color» y los embajadores de Francia y de Inglaterra recla- maron de los Estados Unidos la abolición de la es- clavitud en nombre de la humanidad y de la civili- zación; pero el secretario de negocios extranjeros de aquella nación contestó lo que acabo de anotar. —Deduzco de ahí que la fe es una admirable base de fraternidad universal. —Es una deducción lógica y luminosa que pone en ridículo a los que en nombre de una ciencia falsa y de una igualdad y libertad se oponen al credo ca- tólico. La fe de Cristo como bandera de las nacio- nes y de las legítimas libertades, abre sobre todos sus redentores brazos. Esa fe está aquí hermanada con el postulado más concluyente de la ciencia a nombre de Quatrefages y Linneo, que pueden con orgullo tenerse por príncipes de la ciencia natura- lista. Estos dos sabios deben merecernos toda con- fianza, porque tienen plena autoridad científica. —Desearía conocer algunas palabras de esos sa- bios sobre el tema que me explicáis. —Quatrefages en su magnífica obra L'espéce hu- maine, como Linneo y Cuvier y Lamarek y Buffon y Blanville y Muller y Humbold, lo llama «única

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