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Unidad de la especie na. huma- CAPITULO II UNIDAD DE LA ESPECIE HUMANA Todos afirmarán con los grandes hombres de quienes soy discípulo... que no exis te más que una sola especie de hombres. De Quatrefages. —Vengo a presentaros una objeción: el dogma admite una sola especie humana y el mundo de- muestra muchas especies de hombres. —Lamento profundamente la simplicidad de la objeción, confundiendo «razas» con «especies», pero lo celebro a la vez porque me da motivo para una ex- plicación sobre la unidad de la especie humana. Al crear Dios al hombre, dice el texto sagrado que pronunció estas palabras: «Faciamus hominem ad imaginem et similitudinem nostram.» No dice «ho- mines.» Añade la Biblia: «Masculum et faeminam fecit eum.» Hizo Dios el hombre varón y hem- bra... De suerte que con ser dos individuos, ambos quedan incluídos en la palabra «hombre». Aquella pareja oyó la voz de Dios: «Crescite et multiplica- mini», y de ellos corre el río caudaloso de la huma- nidad (1). Esto no sólo es científico, es también de (1) Según la Estadística Universal de Amberes en 1914 la población del mundo era sobre 1.800: millones: 933 correspondían a Asia, cuna del género humano; 484 a Eu- ropa; 188 a Africa; 187 a América, y 57 a Oceanía.

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