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LA CREACION DEL HOMBRE 65 están en consonancia con lo que nos dice la fe, me refiero siempre a la ciencia auténtica, no a la «mo- derna» materialista. La ciencia y la fe son ríos que toman sus aguas en la misma fuente y hermanas que proceden de un mismo Padre de aquel de quien depende toda paternidad tanto científica como hu- mana. La razón que nos viene de Dios y la fe que del cielo nos llega buscan una misma verdad y con ella se alimentan. El mismo que con el fiat sacó de la nada las cosas materiales creó también las cosas sin materia, y puso en la frente del hombre el vol- cán del pensamiento como puso en los ángeles la luz de la inteligencia. En el texto sagrado se señala el día sexto para la formación del ser humano. Como hemos visto, todo se había preparado en el mundo para la mo- rada humana a través de sus períodos formativos; creados los firmamentos con sus focos siderales y la tierra con sus florestas e inferiores habitantes, faltaba un rey que gobernara todo el imperio de los seres creados, porque en la tierra faltaba una auto- ridad inteligente. Entonces, según se lee en el ca- pítulo 1 del Génesis procedió el Señor a la creación del hombre. Todas aquellas primeras creaciones se ordenaban a esta más perfecta y acabada porque to- das debían reunirse en el ser humano como en un micro-cosmos. Así, pues, con la creación del hom- bre terminó Dios el ciclo creador. —¿Cómo lo pudo saber el escritor del Génesis? —Moisés que es el autor del libro escribía por 5

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