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Moisés cosmó- logo excelso. 84 EL PROBLEMA RELIGIOSO del cielo y esa alfombra de gloria de aguas rumo- rosas que forman los mares fueron hechas para él, Es pequeño ahora en su interior, sometido a viles pasiones aunque con cetro dominador de reyes en sus manos, Más que la marcha de los soles y más que las profundidades misteriosa del universo nos debe in- teresar la marcha del hombre mismo y las profun- didades insondables de su corazón. De toda ciencia podíamos prescindir pero nunca de la ciencia que nos enseña qué es el hombre y qué somos nosotros mismos. Mas si me preguntáis qué es el hombre tengo que contestaros que flotando siempre en el tumultuoso oleaje de la historia es una incógnita para la ciencia, que sólo se revela meditando en el proceso creador relatado por Moisés. —¿Qué dice Moisés, ese cosmólogo supremo acer- ca del origen del hombre? —Moisés es cosmólogo y es biólogo, y es todo para la explicación del origen de las cosas y de la vida. El nos detalla magníficamente el principio de todo hombre, no de un hombre, porque el primer hombre es todo para nuestro caso. El origen del hombre cualquiera que sea su raza, ya se vista de púrpura o se cubra de harapos es siempre uno mis- mo, porque todos procedemos de un primer hombre. La ciencia y la fe van también de acuerdo en este punto. La ciencia de suyo es impotente para decir- nos de verdad cual es el origen del hombre, pero las conclusiones a que ha llegado en sus hipótesis

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