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CAPITULO IV LOS DIAS GENESIACOS El egiptólogo alemán y pro- fesor Grimme acaba de ase- gurar que ha descifrado unas antiguas inscripciones hechas en láminas de piedra que con- tienen textos verosímilmente redactados por Moisés en ho- nor de la princesa egipcia que le salvó de las aguas del Nilo, —Enterado de que el mundo apareció por la ac- ción creadora de Dios, suplico a usted me exponga el proceso creador o el sentido de los días de que habla el Génesis. —El Génesis dice: «En el principio creó Dios el cielo y la tierra, y la tierra estaba vacía y envuel- ta en tinieblas, y el Espíritu de Dios flotaba sobre las aguas.» Es una introducción al comienzo del re- lato. La moderna astronomía tiene como inconcuso que la materia de que se formó el universo fué en el principio una masa inconsistente, informe y di- fusa llamada nebulosa, y como se ve, este principio está conforme con la introducción del relato acerca de los días genesíacos: era aquella materia inanis et vacua... Materia caótica, finita y limitada. Las más recientes adquisiciones de la ciencia astronómica Los díaz nesíacos, go

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