BCCPAM000R09-1-33000000000000

El miento sal. consenti- univer- 34 EL PROBLEMA RELIGIOSO Dios, y esta ciencia es el fundamento de todas las religiones. Todo aquel que ha visto alborear en su frente el divino sol del pensamiento, puede ver por todas partes vestigios de una primera causa, como cuando asoma el sol sus rayos y claridades por nues- tros campos, revela por ellos que anda por los espa- cios. Todo el que puede alzar la vista a los cielos, encontrará allá escrito con letras de topacios el nom- bre bendito de Dios. En medio del misterio de la no- che, cuando todo calla, aquel mismo «silencio sono- ro» predica la grandeza de un creador. Por eso has- ta en los idiomas más rudimentarios existe esa pala- bra: Dios, juntamente con la palabra religión y la pa- labra culto, de las que nunca se aparta; precisamente por esta unión que hay entre religión y Dios, los que no quieren religión tampoco quieren que exista Dios. Por lo cual dijo acertadamente Rousseau que sólo niegan la existencia de Dios aquellos interesa- dos en que no exista... Hay un consentimiento uni- versal que es como un canto de coro general que magnifica a Dios en todas partes (1). —¿No podía ser una alucinación ese consenti- miento universal ? —Algunos sabios han osado decir que el recono- cimiento y afirmación de la divinidad es propio de pueblos infantiles, pero inaceptable para pueblos adul- (1) ¿Quién es tan insensato que al mirar el cielo y al contemplar las cosas celestiales niegue la existencia de un ser inteligente, superior, infinito, que rige y gobierna todas las cosas ?—CICERÓN.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz