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PRETENSIONES DE LA CIENCIA MODERNA 25 sobre la verdad inventada por otro. Además hay ge- nios que con tal de alcanzar los aplausos de la glo- ria y aura popular, consentirían cien veces en enga- ñar al género humano entero. Los hay también que en medio de todos sus estudios no tienen un mo- mento de culto para la verdad, sino que suelen soñar en distinguirse como originales; para ellos la cien- cia se reduce a pensar de un modo distinto que los demás. «Entre los creyentes son ateos, entre los ateos creyentes» (1). De estos es el famoso exrec- tor de Salamanca el enrevesado y terco Unamuno más poeta que filósofo... más amigo de sí mismo que de la verdad... En fin: hay un secreto para distinguir las dife- rentes categorías de expositores; analizarlos y com- pararlos desde el punto de la moralidad que garan- tiza sus asertos. No hace falta ser un santo para te- ner razón, pero es necesario tener limpio el cora- zón para ver las cosas de Dios. —Los hombres que se han apartado de la fe por la ciencia, ¿vuelven alguna vez a las antiguas creencias? —Vuelven como hijos pródigos, cuando perdie- ron su imperio las pasiones o entró la mente en la región de la serenidad por misericordia de Dios. En- tonces declaran, como lo han hecho Agustín, Thie- rry y Mana de Birán que el momento más esplen- doroso de su existencia fué el de su regreso a la fe, no el de su negación... (1) Emilio.

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