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= Pr parc lc cl nr po a o ms 272 EL PROBLEMA RELIGIOSO nistros poco escrupulosos y hábiles y por marinos como Drake, remedió las pérdidas causadas por la Tudor. Por contera, los católicos cometieron muchos errores políticos oponiéndose abiertamente a Isabel. El mismo Paulo IV, al no reconocer abiertamente los derechos de Isabel contra la Estuardo, exacerbó a la reina, y como estaba predispuesta de antemano contra Roma, herida ahora en su orgullo, rompió todo freno y suprimió el Catolicismo. —¿Cómo ha resultado la actual reacción católica? —Hasta el año 1827 vivía el Catolicismo en una impotencia absoluta. Inglaterra consideraba a los católicos como gente-sin patria. Pero algunos esta- distas liberales, en particular Roberto Peel, con una ley de emancipación los sustrajo a la legislación opre- sora y les devolvió los derechos cívicos. Vino la cri- sis interna del protestantismo después de 1827, y como todavía el protestantismo oficial conservaba la misma jerarquía eclesiástica que heredara de la Iglesia Romana, pues quedó subsistente en el Com- mon prayer book (ritual de la iglesia protestante), poco a poco fueron volviendo al recuerdo de la Igle- sia católica los pensadores más sanos como Juan En- rique Newman, Keble, Pusey, Fronde, etc. Empezó el movimiento de Oxford que adquirió grandes pro- porciones desde 1833 y desarrolló un gran aposto- lado de contra reforma con los famosos tracts. Hoy, como he dicho, el Papa tan calumniado antes, es respetado, y Roma, que era considerada como Babi- lonia, enemiga de Dios, es mirada como la ciudad de

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