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PRETENSIONES DE LA CIENCIA MODERNA 21 por conocer la importancia de la fe... pero (1). —Desentrañadme ese «pero» que parece una es- finge. —Ese «pero» lo tienen casi todos los que perdie- ron la fe... quiere decir, que tienen una imposibili- dad de volver a lo que fueron o por un compromiso como escritor público de fama conquistada en el campo heterodoxo, o por los fuertes lazos morales que les tienen atados a otros compromisos más ba- jos todavía... —Empezad pues, vuestra exposición para que viendo la verdad no caiga en la incredulidad. —De cuantos desgraciados existen en el mundo, ninguno hay que sea más digno de compasión que un incrédulo. La muerte de la fe en el alma presu- pone la muerte de la esperanza. Además se os ha advertido con el gran Donoso Cortés, que la dismi- nución de la fe produce la disminución de la verdad. —¿Y quién se compadece de los desgraciados de la incredulidad? —Asegúroos con el. P. Caussete que de cuantos desgraciados existen en el mundo son los que me- nos compasión merecen, y los que menos piedad insp4- ran... Su mal es tan inconcebible que repugna creer en su existencia... y los que llegan a convencer- se de que realmente existen, siéntense escandalizados. a (1) Renán no pudo convencer ni a su nieto, el teniente de artillería Ernesto Richari, que murió fervorosamente con el rosario en la mano. Desgracia del incrédulo,
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