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PP y pone e Dr boe O . %, A AS ll A A dr de ma. 7 di El tormento del que deja su fe. 258 EL PROBLEMA RELIGIOSO ocurre lo contrario: que el ser inmoral prepara el ser increyente... Perdidas las costumbres, se pier- de la religión. A la manera que el aumento de cier- tas enfermedades anemizantes, como la tuberculo- sis, se debe en gran parte a la limitación de luz so- lar, así muchas enfermedades morales o religiosas se debe a la disminución de la verdad, a la ausencia del templo. —Es la historia vivida... de muchos de nosotros, —Y acontece que las ideas religiosas, por ser tan bellas y sublimes una vez profesadas con conoci- miento, aunque no se defiendan ni se reconozcan por válidas, jamás se extinguen en absoluto. De ahí que el hombre que tuvo ideas católicas luche cons- tantemente siquiera en secreto, y para tratar de una reconciliación y darse tregua dice a la religión: «Abandona tu moral y defenderemos tus dogmas.» Si el hombre cayó en el racionalismo por superfeta- ción de ideas, dice a su vez: «Abandona tus dogmas y guardaremos tu moral.» En ambos casos blasfema el hombre... en ambos casos se perdió el credo y se abandonó la religión. —Es el tormento oculto. —El tormento sin remedio. El hombre joven quie- re desterrarlo con nuevos divertimientos y negaciones como para sofocar el grito interno, y lo que hace es acabar con su corazón, y entonces ya se hace casi imposible la vuelta; llega la aridez del alma. —;¿Da usted importancia al corazón en asuntos de fe?
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