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A e 248 EL PROBLEMA RELIGIOSO culpido en mi espíritu y en mi corazón para siem- pre verdades más incontestables, a mi modo de ver que el cuadrado de la hipotenusa y el teorema de Mauclautin. »Soy católico sincero como Corneille, Racine, La Bruyere, Bossuet, Bourdaloue, Fenelón; como lo han sido y lo son aun muchos hombres distinguidísimos de nuestros días que han honrado la Ciencia, la Fj- losofía y la Literatura, ilustrando Academias mu- cho mejor que los demás. »Participo de las convicciones profundas que han manifestado en sus obras en sus discursos y en sus (vidas tantos sabios de primer orden: los Ruífini, los Haiiy, los Laónce, los Ampere, los Pelletier, los Frej- sinet, los Cariolis. Si dejo de nombrar los que viven aun temeroso de ofender su modestia, puedo a lo menos decir que siempre me fué grato encontrar toda la nobleza y toda la generosidad de la fe cristiana en mis ilustres amigos, el creador de la Cristalogra- fía, el inventor de la Química y del Estetoscopio, el inmortal autor de la electricidad dinámica.» —Y ¿quién fué ese Cauchy? —Fué un alto sabio. El barón de Cauchy publi- có mas de quinientas memorias de matemáticas que están editadas en varios volúmenes por la Academia francesa. Fué un sabio que como pocos profundizó las ciencias y agotó los recursos del análisis en su tiempo, perfeccionó el cálculo infinitesimal y fué uno de los creadores de la Física Matemática... Pues bien; este coloso de la ciencia hizo constar lo que he

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